La aparición del cadáver fue denunciada hace unos días por los ecologistas y confirmada después por la Policía Autonómica, pero el cuerpo sigue en el Bejarano

"Ecologistas hallan vacas muertas en el arroyo del Bejarano". Hace unos días, este periódico daba la noticia y desde entonces el titular no ha cambiado. Ahora se sabe que no eran vacas sino el cadáver de un ternero en avanzado estado de descomposición lo que flota desde hace al menos dos semanas en el agua de un entorno que pretende llegar a ser Monumento Natural. Quizás sea frívolo hablar del reposo de un ternero muerto. Quizás, si no fuera porque del descanso de un animal depende la tranquilidad de los ecologistas, de los bañistas del arroyo Bejarano y de la propia salud pública.

´Tranquilidades´

Tranquilidad perdida por unos, los afectados: "Un ternero muerto en el agua puede provocar un foco de infecciones importante. Alguien tiene que tomar medidas y buscar además las causas y los posibles responsables", decía ayer el presidente de Acción Ecologista. Y tranquilidad encontrada por otros, las autoridades: "No he iniciado ningún trámite porque no tengo notificación oficial del tema", contestaba la delegada de Agricultura, María del Mar Jiménez, el martes. Ayer, estuvo toda la mañana reunida y no pudo contestar al teléfono, así que fue imposible confirmar si el papel pertinente llegó finalmente a sus manos o no.

La Policía Autonómica, que parece ser la única en este asunto que ha hecho sus deberes, confirmó ayer que ha tramitado una denuncia del hallazgo, "con reportaje fotográfico incluido, a la Fiscalía y a las delegaciones de Medio Ambiente y Agricultura". Domingo Suárez, comisario de la unidad policial, confirmó que "nosotros no podemos retirar el cuerpo, tiene que gestionarlo Agricultura".

Este reportaje y las fotos aportadas por los ecologistas que publicábamos días atrás parecen ser la única prueba del suceso. Para otros, el ternero muerto es más un fantasma que una realidad. Los agentes del Seprona, por ejemplo, aseguraron ayer haber recorrido el arroyo "de principio a fin y no hemos visto ni rastro del cadáver". Los dueños de la finca colindante "dicen lo mismo y además no han registrado ninguna baja", según el Seprona.

Ante tal cúmulo de contradicciones, lo único que queda claro a estas alturas es que el cuerpo del delito sigue donde apareció, cada vez más descompuesto y, según manda la lógica no especializada, contaminando el entorno y el agua. Y es que todo el mundo anda mirando para otro lado.

Descanse en paz.

 

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